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  • Foto del escritorFiorella Levin

Buscando el punto medio

Hace unos días compartí en redes sociales este post del blog de Seth Godin que me encantó porque habla sobre responsabilidad y culpa. Se refería a los productos y servicios que consumimos -porque es su área de expertise- explicando que el mercado nos da lo que pedimos pero también dijo:


"No es nuestra culpa solamente. Los engranajes en el sistema a menudo son cambiados por especuladores a corto plazo y personas que buscan manipularnos para sus propios fines. Necesitan asumir la responsabilidad de su egoísmo y no culparnos por ello. El liderazgo requiere un compromiso para mejorar las cosas. No culpes al mercado."


Hasta acá, la respuesta a la pregunta ¿por qué consumimos lo que consumimos? sería: porque es lo que nos venden. O sea, la culpa es de las empresas o marketineros o quien se encargue de promocionar estos productos y servicios.


Afortunadamente, su posteo no termina ahí sino que agregaba lo siguiente:


"Pero el sistema es extraordinariamente sensible a lo que hacemos clic, a lo que compramos y de lo que hablamos. Si podemos hacer el trabajo difícil y heroico de actuar de manera diferente, el sistema puede decirlo. Tan pronto como pasemos al pensamiento a largo plazo, el mercado también lo hará."


Y esto me fascina porque aplica a todo lo que involucra a más de una persona en una situación, porque es evidente que hay más de un punto de vista, más de una manera de ver y percibir las cosas y más de una persona que tiene capacidad de elegir y asumir responsabilidad por lo que elige y por sus acciones. O dicho de otro modo: la responsabilidad nunca es de una sola persona (o no hay un solo culpable, aunque no me gusta hablar de culpa).


Su post finaliza de un modo hermoso a mi modo de ver porque extiende esta idea a otros ámbitos fuera de lo comercial: "Lo mismo puede sucederle a nuestra cultura si podemos cambiar nuestro calendario y nuestro enfoque."


La misma semana que leí ese post, también vi este posteo en Instagram, de una pequeña librería y editorial que exponía, en su cuenta y con mucho enojo, a una gran editorial por vender libros de forma directa a través de MercadoLibre. Recordé en seguida el posteo de Seth Godin y la idea de que el poder de elección es del consumidor, en él recae la decisión de comprar a una pequeña librería o a una editorial monstruosa, incluso sabiendo que lo hacen al mismo precio de mercado.


También conecté con el grandioso libro de Walter Isaacson, quien escribió la biografía de Steve Jobs antes de su muerte, a pedido del propio Jobs. En él, hay un punto en el cual Jobs reconoce y pondera la necesidad de que exista un oponente fuerte como Bill Gates y lo explica diciendo que su mera existencia fue -además de la innegable capacidad nata de Jobs- lo que lo empujó una y otra vez a superarse y a seguir lanzando productos signados por la excelencia.


A veces la línea de la responsabilidad propia y la ajena se desdibuja pero si mantenemos el foco en lo externo, en lo que el otro nos hace, en lo que el otro nos debe y en el relato de lo injusto que eso es (aunque realmente lo sea), no lograremos avanzar en nuestro propio camino. De mis años de emprendedora una de las mayores lecciones que me llevé fue la de hacer con lo que tuviera al alcance de mi mano, con los recursos que fueran y así encontrar ese hueco en el cual sí había un lugar para mí, sin importar lo que estuviera haciendo mi enorme competencia y por eso lo encontré. Y además, también estoy convencida de que no se trata de uno o el otro sino que hay lugar para todos en la medida que seamos creativos y no nos quedemos a la espera de que el cambio venga de afuera.




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