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  • Foto del escritorFiorella Levin

Las solteras



"Supongo que porque ella, Asumpta, era una mujer demasiado hermosa: demasiado mujer, para decirlo de alguna manera. Será un prejuicio, pero uno no se resigna a aceptar que cierto tipo de mujeres pueda prescindir de un hombre (...) Y no estoy nada seguro de que sea un prejuicio. Hay algo un poco monstruoso en una mujer sola, si es hermosa: algo que no es del todo moral."- El doctor Cardona en el cuento La que espera (El candelabro de plata y otros cuentos, Abelardo Castillo)


"¿Qué hace una chica tan linda e inteligente como vos soltera?", es la pregunta que me hicieron numerosas veces a lo largo de mi vida y que, hasta el momento, no se cómo responder. Desconozco cómo hacerlo porque engloba tantos prejuicios que no sabría ni por dónde empezar, entonces me llamo a silencio. Por fortuna, no soy la única que se vio atrapada en esa suerte de interrogatorio, donde el interlocutor busca comprender dónde está la falla de su entrevistada mientras espera la respuesta pacientemente. Y digo por fortuna no soy la única por el hecho de saberme comprendida por otras mujeres que viven la misma situación.


La pregunta no se hace con saña pero dista de ser inocente y provocar un daño, aunque a esta altura sea leve. Porque si a través de esa hendija insignificante que representa la cuestión entornamos apenitas un milímetro más, lo que sigue es, en ocasiones, una catarata de otras preguntas adicionales en la misma sintonía, a saber:


"¿Pero no querés armar una familia?"

"¿Quién te va a cuidar cuando estés más grande?"

"Seguro sos re difícil/ complicada"

"No hay c** que te venga bien"

"¿No serás muy exigente?"

"¿No probaste con las mujeres?"


Estimado lector: el mundo cambió y esto viene sucediendo bastante antes que esta pandemia. Siempre tengo presente la gran frase que me devuelve a tierra en algún momento que alguien dice algo desubicado y, lo que es más grave, sin el menor registro de haberlo hecho: "Cuando Pedro habla de Juan, habla más de Pedro que de Juan". Comprendo que todas estas preguntas hablan sobre la mirada del mundo que tiene quien las hace, personalmente creo, a esta altura, que se trata de mentes estrechas que no están comprendiendo el cambio de paradigma social (entre otros) que ya aterrizó, porque estos cambios llegaron para quedarse.


Somos muchas, muchísimas mujeres que ya comprendimos que no necesitamos un hombre al lado, sino que lo elegimos. Las que preferimos seguir solteras, a pesar de que rondamos los cuarenta años y aun no tuvimos hijos, porque a pesar del deseo, no dimos con un par para formar esa familia y no pensamos conformarnos solamente para tildar un casillero. Las que no nos importa seguir solteras porque no creemos en el para toda la vida o en el matrimonio. Y están, desde luego, las que sencillamente no quieren formar una familia o tener hijos o las que eligen criar uno solas. Son muchos ejemplos más que ya no encajan en ningún sistema binario porque el abanico de posibilidades no se limita a dos opciones. Lo que prima es estar bien, trabajar para el propio bienestar y si aparece un compañero en el camino, que venga para sumar. Lejos de verlo como un defecto, lo vivo como un modo de amor propio.


Si el Doctor Cardona del cuento de Abelardo Castillo estuviera leyendo este posteo, le diría que simplemente le de play al video debajo. Y si pudiera regalarle una palabra a las personas que aun miran a "los solteros" igual que aquél personaje, les obsequiaría una dosis grande de flexibilidad porque cuando nos mantenemos abiertos a las decisiones ajenas, estiramos nuestros propios bordes, nos volvemos más empáticos con los otros, menos terminantes en nuestra forma de pensar y ver el mundo y por ende, aparecen nuevas posibilidades para nosotros también. Es un win win.









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