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  • Foto del escritorFiorella Levin

Así empezó (casi) todo

Actualizado: 13 mar 2020

Era Agosto, año 2017. Una tarde cualquiera, decidimos con mi entonces socia dar de baja el emprendimiento que con mucho esfuerzo construimos juntas dos años atrás. Lejos de preocuparme, la decisión me calmó y experimenté esa tranquilidad que llega cuando una decisión se siente correcta y a la vez, la energía que empezaba a renovarse al proyectarme en un nuevo inicio.


Los días que siguieron fueron una continuación de los pensamientos que ya venía tejiendo en el fondo de mi cerebro, después de varios años emprendiendo, dudaba sobre mis ganas de volver a hacer otro proyecto más y sentí muy fuerte la necesidad de crear de un modo distinto al que estaba acostumbrada, con el foco puesto en un deseo profundo, en algo que realmente me inspire, me motive, y que me lleve a ese estado donde me creo imparable como Speedy González o lo que Mihaly Csikszentmihalyi llamó "Flow" en su libro "Fluir: una psicología de la felicidad": ese momento en donde el tiempo pareciera evaporarse y uno queda suspendido en un presente eterno de alegría, totalmente inmerso en la creación que tiene delante.


Tenía una idea vaga y en mi mente repetía la palabra "auténtico" como si fuera un mantra: "quiero hacer algo auténtico, quiero hacer algo auténtico", me decía a mi misma. También tenía claro que esta vez deseaba hacer algo que tuviera toda mi impronta, algo bien mío, y no centrarme en qué necesita la gente en este momento o qué vende. Así que empecé por lo que para mi era lo obvio: releer mis treinta y cuatro cuadernos, esos que escribí desde los 12 años a modo de diario personal, aquél lugar al que acudí una y otra vez como un refugio emocional para dejar plasmadas mis sensaciones de cada momento.


Para fin de año, ya había leído más de la mitad y el mismo 31 de diciembre empezaba mi última lectura del año, el abultado libro "Titanes" de Tim Ferriss, donde encontré valiosa información sobre rutinas, estrategias y datos interesantes de la vida de artistas, empresarios y personajes reconocidos en su campo. Una de ellas, ya no recuerdo cuál, ponderaba el trabajo de un artista que yo no conocía pero como suelo hacer en estos casos, anoté su nombre para investigar más tarde: Austin Kleon.

En enero ya había terminado de leer todos mis cuadernos y decidí bajar algunas ideas a un blog que nunca llegué a publicar porque no le encontré sentido. En paralelo, también investigué a Kleon y compré su libro "Show your work" que recién terminé de leer en Abril. Ni siquiera entonces tenía una idea clara sobre lo que quería hacer, sólo palabras aisladas que comenzaban a cansarme y empecé a sentir que no estaba avanzando.


Pero (y para no adentrarme ahora en esa parte de la historia), con el diario del lunes la vida es fantástica y encontré en el libro de este artista un mundo nuevo de ideas tan simples como fascinantes. Tal como indica su título, "Show your work" es, en síntesis, un libro sobre cómo hacer ver nuestro trabajo a toda la gente posible. Una de estas sencillas ideas que plantea es la de mostrar el proceso, estamos acostumbrados a ver productos terminados y omitimos todo el trabajo previo que existe en cualquier tipo de creación: desde un vestido hasta una exposición de arte en un museo. Este autor parte de la base de que, ya de niños, a los seres humanos nos encantan las historias, saber el cómo se hizo, el por qué y entender la forma en la que llegamos al resultado final y por el mismo motivo, también nos interesa saber cómo fue el proceso de creación de ese vestido o del auto, porque en ultima instancia, lo que esta detrás de todo, es la idea de conexión, porque a través de las historias tenemos la oportunidad de hacerlo. Conectar, qué lindo concepto.


En el caso del proceso que viví entonces, me resonó otra noción básica que explica en el libro y es la de tener un espacio propio. "Las redes sociales son geniales, pero van y vienen (se acuerdan de Myspace? Friendster? GeoCities? Si realmente te interesa compartir tu trabajo y expresarte, nada le gana a tener tu propio espacio online, un lugar que podés controlar, ese que nadie te puede sacar, la casa central donde la gente siempre puede encontrarte" dice. Y continúa "mi blog fue mi libro de dibujo, mi estudio, mi galería, mi comercio y mi salón. Absolutamente todas las cosas buenas que me pasaron en mi carrera se remontan a mi blog. Mis libros, mis shows artísticos, mis conferencias, algunas de mis amistades más valiosas, todo eso existe porque tuve mi pequeño rincón en internet".


Decía antes que la vida es genial con el diario del lunes, porque todo el 2018 y gran parte del 2019 fueron de largo proceso para mí, buscar, no encontrar, seguir buscando, seguir sin encontrar, hasta que al fin encontré, decantó, llegó el alivio, todo decanta, sí que es cierto. Pude crear ese algo auténtico que tanto deseaba y hoy me encuentro en la continuación de esto que recién empieza. Recordé a Austin Kleon y a pesar de que intenté con dos blogs en estos dos años, hoy me encuentro en otro lugar, hoy ya sé hacia dónde quiero ir y siento que es momento de compartir más de lo que quiero contar, mucho de todo el trabajo que vengo haciendo hace años, de los procesos, de los dolores, de las frustraciones, de las alegrías, de las victorias. De las cosas que me ayudaron a encontrar, de las personas de quienes tomé provechosas lecciones, en definitiva, de todo lo que aprendí y puedo compartir. Por eso espero que este sea un espacio que aporte en lo que sea que hayas venido a buscar. Adelante.


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