top of page
  • Foto del escritorFiorella Levin

Mundial de escritura - Día 9

Este día recibí la indicación de escritura desde un video hecho en Barcelona, creación de Luna Miguel (España,1990). Es poeta, editora y traductora. Publicó los poemarios "Estar enfermo" (2010), "Poetry is not dead" (2010), "Pensamientos estériles" (2011), "La tumba del marinero" (2013) y "Los estómagos" (2015). Escribió los ensayos "El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina" (2016) y El coloquio de las perras (2019). En 2018 publicó la novela "El funeral de Lolita". Durante el período 2019-2020 trabaja en colaboración con Antonio J. Rodríguez al frente de la editorial Caballo de Troya.


Su poética consigna fue la siguiente:

Escribir una carta de ruptura, una carta del fin del amor, una carta donde le digamos a esa persona que alguna vez amamos, que las cosas no pueden seguir así. Me interesa mucho este género porque además es un genero que suele estar marcado por la violencia. Me planteo si sería posible, al igual que escribimos cartas de amor hermosas, escribir cartas de desamor hermosas.


Esta consigna me resultó muy fácil, será que de chica escribí incontables cartas de amor (algunas entregadas y otras que murieron conmigo) y por eso la escritura fluyó muy rápidamente. Va mi carta:


Maite:

Llevo muchos días pensando en escribirte esta carta, después de todas las conversaciones sin sentido que llevamos en nuestro haber y que, llegado este punto, creo que nos tienen emocionalmente agotados a los dos.

Mientras pensaba qué escribirte, recordé todos estos años que compartimos; momentos hechos imágenes, una tras otra como si fuera una película, algunos importantes, otros no tanto. Y me quedé con una de ellas, la del día que te conocí en la casa de Loli, el minuto que coincidimos en la cocina buscando más vino y esa mirada que nos regalamos al mismo tiempo donde entendí que eras la persona con quien quería pasar el resto de mi vida.

Aun no comprendo cómo pueden cambiar tanto las cosas, cómo el amor muta y se transforma en cada instancia, con cada acción, con cada crisis, con cada alegría…con la llegada de Thiago y Morita. Creo que no me va a alcanzar la vida para agradecerte todo lo que hacés por ellos y siento un orgullo inmenso porque creo que elegí la mejor madre que podían tener, fuiste una excelente decisión, Mai.

Ojalá me hayas creído realmente cuando después de la vez ochenta que me lo preguntaste te dije que no había nada con Carolina y te confieso por acá que me duele caer en ese clishé donde siempre tiene que haber una tercera en discordia, ¿por qué, Maite? Fueron muchos años, nos pasaron tantas cosas, algunas espectaculares, otras no tanto pero si hay algo que es seguro es que crecimos, maduramos y que en ese devenir algo se transformó internamente en cada uno y, de algún modo casi imperceptible, creo que fuimos tomando caminos distintos. Yo interesándome profundamente por entender mejor a las personas, cualidad que siempre admiré en vos porque brillabas en cualquier lugar con gente donde fuéramos juntos. Pero yo no; no entendía como disfrutabas de esos momentos con casi desconocidos hasta que un día lo entendí, sentí la magia. Y vos, vos te cansaste un poco de todo eso y quisiste que pasemos más tiempo en familia todos juntos, viajar con los chicos ahora que están más grandes, salir los dos solos dejándolos al cuidado de tu vieja y compartir alguna velada romántica de esas que tanto nos gustaron siempre a ambos.

Pero Maite, algo se rompió. Algo se quebró en esa encrucijada en que cada uno tomó un rumbo distinto y el amor se fue debilitando. Tengo ganas de hacer muchas cosas que postergué, no fue tu culpa ni fueron los chicos, fui yo, este es mi cambio. Quiero ir a pescar con Salva y con el viejo, porque sé que le quedan pocos años y me lo pidió infinitas veces y aun no lo hicimos. Quiero viajar por el mundo, quiero conocer gente nueva, tengo esta imperiosa necesidad de resetearme, de volver a encontrarme conmigo, de construir la persona que quiero ser de ahora en adelante, porque todavía no lo sé, solo se, con mucho dolor, que juntos es hasta acá.

El amor no muere, Maite, el amor muta. Es imposible que el afecto que te tuve y que te tengo muera, porque hay una parte de mi corazón que invadiste desde el día uno y que va a estar siempre reservada para vos, en honor a lo que compartimos juntos y a todo lo que supimos construir. Eso no va a morir nunca y de mi parte -y sé que vas a estar de acuerdo conmigo- quiero que lo honremos, porque aunque ya no nos elijamos como pareja, lo que vivimos juntos es enorme, armamos una familia Maite y vas a ser mi familia siempre, hasta el último día. Así quiero que quedemos, respetando ese amor que construimos, que nos tuvimos y que eso sea la mejor herencia que les dejemos a los chicos, porque eso habla muy bien de los dos, de respeto por el otro y también por uno mismo.

Te voy a desear siempre el bien, quiero lo mejor para vos y sé que algún día vas a encontrar un gran compañero para continuar el viaje y del mismo modo lo deseo para mí, nos lo merecemos. Ya no quiero estas peleas y discusiones sin sentido en las que siempre terminamos hablando de alguna circunstancia irrelevante del momento y no de lo importante, de lo que de verdad pasa tras bambalinas.

¡Te deseo tanto amor, Mai! y me deseo volver a ser ese tipo afortunado que una vez se cruzó con el amor de su vida y volver a enamorarme como alguna vez me pasó con vos.

Hablemos de esto en casa.

Te quiero,

Joaquín


Publicar: Blog2_Post
bottom of page