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Foto del escritorFiorella Levin

Limpiando el ego

Recibí muchísimos comentarios y mensajes de personas que leyeron mi libro, la mayoría de ellos muy lindos y también hubo críticas constructivas que tomé de excelente forma. Luego está ese grupo de personas que conocí a raíz de adentrarme en el mundo de la publicación de libros, los llamados Bookstagrammers. Básicamente, las editoriales les envían libros de su preferencia para que lean, reseñen y de este modo recomienden a sus seguidores, que por supuesto son todos lectores. De ellos también recibí muy buenos comentarios, e incluso, una chica me invitó a estar presente en una edición de su club de lectura, donde los participantes leyeron y comentaron mi libro. Todas experiencias hermosas y enriquecedoras.


Estos días, habiendo quedado muy atrás en el tiempo la novedad de mi libro, con otros proyectos que ocupan mi atención, leí la reseña que hizo una bookstagrammer en su cuenta de Instagram. La misma explicaba con una pequeña síntesis de qué trataba el libro y luego, incluía una opinión personal sobre su experiencia al leerlo. Si bien aclaraba que tenía expectativas muy elevadas antes de leerlo por los cometarios que había recibido de otras personas que también lo leyeron, terminaba la opinión con una frase que decía que luego de varias páginas le había resultado "tedioso" (usó esa misma palabra) de leer.


Cabe aclarar que para mi las palabras son especiales; no es lo mismo decir que algo es "aburrido", que decir que es "pesado", o que es "cansador". Esa palabra se me vino como una lanza directo al corazón. Mientras terminaba de leer, la palabra "tedioso" seguía en mi mente resonando de fondo, en rojo como en un cartel de neón. Y de pronto mi consciencia gritando STOP, "¿qué estás pensando? es su opinión y es totalmente válida!", me dije. Y ese ínfimo pero enormísimo momento es lo que marcó y siempre marca la diferencia y el estado emocional que sigue. Porque la primera conversación viene desde mi ego herido pero la segunda es el ser real, desapegado, que no se toma las cosas de modo personal, porque el otro es otro y su experiencia es de sí y no me pertenece.


Desde ya que prefiero recibir elogios y palabras lindas pero le agradecí de corazón a esta mujer, porque de un modo sumamente respetuoso supo transmitir con honestidad y de forma auténtica lo que sintió con la lectura de mi libro (que coincidentemente, es mucho de lo que hablo en mi libro). Y eso es doblemente valioso, porque es sincero para con ella misma y también para el fin que está comunicando, que es recomendar lo que realmente le gusta.

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