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Foto del escritorFiorella Levin

Instrucciones para vivir


El capítulo de esa noche mostraba a una pareja de mujeres, una de ellas sorda, que llegaba al hospital público New Amsterdam de Nueva York porque luego del implante coclear, esta mujer había presentado mareos, fuertes dolores de cabeza y malestar general. El médico le indicó que lo primero que harían era chequear que el implante coclear estuviera funcionando correctamente. Mientras una médica realizaba la prueba auditiva, este mismo doctor observaba el procedimiento desde otra habitación a la vez que conversaba con su pareja. La mujer parecía preocupada y le explicaba que desde que tenía el implante, comenzaron las discusiones entre ambas. Al cabo de un rato, todo indicaba que el dispositivo funcionaba con normalidad.


En la siguiente escena, se la ve a la mujer sorda sentada en el banco de un parque observando todo lo que ocurre a su alrededor y la cámara muestra a los espectadores la intensidad con la que experimenta cada cosa que sucede a su alrededor: el ruido de los autos, los niños jugando, el sonido de las ramas contra el piso, todo parece muy exacerbado y ella se muestra aturdida y agobiada. Llegan dos médicos y quieren decirle algo. "Creemos que el inconveniente no está en el implante sino que es de otro tipo", le dice uno de ellos. "Y creemos que acá, el Dr Frome, el psicólogo del hospital, puede ayudarte".


Nueva escena, la pareja está sentada en un sillón del consultorio del Dr. Frome. Ellas comienzan a discutir en lenguaje de señas y Frome les pide que traduzcan. La mujer que tiene el implante le explica, con señas que traduce su mujer, que si bien es lindo poder escuchar la voz de su pareja, pensaba que iba a ser distinto y que quiere que las molestias y dolores pasen. El Dr. Frome le pregunta para qué quería tener el implante coclear. "Para poder escuchar", le contesta. "Esa es la función del implante", le dice Frome, "pero ¿para qué querés vos el implante?", retruca. Entonces, se hace un silencio donde ella mira a su mujer, su mujer se tapa la boca y los tres entienden, al igual que nosotros que miramos, que en realidad ella estaba bien antes de la operación.


Para muchos puede resultar impensado que existiendo los medios y la tecnología para recuperar algo tan importante como uno de nuestros sentidos, una persona elija a consciencia vivir sin él. La mente retruca "pero es lo normal", ¿qué es lo normal? Pienso que cuando establecemos un parámetro para las cosas, cuando entendemos y asumimos que deben ser de una determinada manera, es cuando vemos al otro como el diferente, el que se sale del parámetro de lo normal.


El capítulo termina de la mejor forma, a pesar de ser una operación riesgosa, la mujer decide sacarse el implante porque prefiere experimentar el mundo como lo hacía antes de contar con él. Y se lo sacan, ahora ella está acostada en una cama del hospital, abre los ojos con la cabeza vendada, y de la pantalla no sale ni un solo sonido. El médico entra, la observa, sus labios se mueven y le dice algo pero nosotros, igual que ella, no escuchamos absolutamente nada. Y luego la cámara la enfoca a ella, que mira a su mujer, lo mira al médico, y en un gesto de mucha paz, solamente sonríe.


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