Conocí a Martín Bonadeo en el año 2016 cuando cursaba un Programa de Innovación en una universidad que en ese entonces hacía experimentos con nosotros, los alumnos, porque fuimos la primer camada del mismo. El Programa era diferente en varios aspectos: aprendí sobre cocina molecular, hicimos un testeo de usuario con la experiencia del tour en bicicleta de La Boca, hice un taller de teatro, armamos prototipos de productos, aprendí sobre impresión 3D, programamos arduinos y hasta vimos en vivo las ondas cerebrales de un compañero, entre otras tantas cosas distintas y divertidas que me dejaron muchos aprendizajes.
El día que vino él, no recuerdo tanto los temas de los que habló pero sí tengo muy impregnada mi sensación de lo que compartió con la clase ya que me parecía que disertaba en un idioma al que no estoy habituada. Sé, por este mismo motivo, que es el tipo de personalidades de quien más puedo aprender. Me acuerdo que nos hizo hacer, entre todos los participantes del curso, una experiencia lúdica con arcilla de la cual también recuerdo perfectamente las emociones que sentí y lo enriquecedora que me pareció la misma ya que no sólo aprendí de él y de mis compañeros sino también de mi misma.
Quince días atrás, en medio de la cuarentena, la universidad nos avisó que Martín iba a dar una clase online gratuita y abierta a quien quisiera sumarse, este era el video introductorio y después de verlo, sus palabras me interpelaron completamente:
Más allá de mis apreciaciones personales, si hay algo en lo que creo es que, en términos generales, además de la cantidad de sufrimiento producto de los graves problemas económicos a nivel mundial, personas fallecidas y familias destrozadas, esta pandemia también tiene que traer algo bueno. Y por eso no dudé en participar del curso- que en realidad es como una charla en vivo- que empezó el domingo 3 de mayo pasado y que aun le quedan dos encuentros más los próximos domingos.
En los encuentros que ya pasaron, hablamos de temas como nuestro rol en el universo, nuestra relación con la naturaleza, la posibilidad de transformarnos en otro tipo de humanos, las creencias que nos unen culturalmente, el valor del dinero y fundamentalmente, nos hicimos muchas preguntas que todavía quedan sin contestar porque eso ocurrirá en un tiempo que todavía no llegó pero cuando nos hacemos preguntas distintas, las respuestas también lo son.
No sabemos cómo será el mundo después de este virus pero varios coincidimos en que muchas cosas van a cambiar (o así deseamos que sea) y este es un buen momento para empezar a pensar y a pensarnos, utilizar este tiempo obligado adentro de casa para hacernos más preguntas y cuestionarnos cómo vivimos hasta ahora. No creo que todavía sea momento de buscar respuestas y mucho menos de sacar conclusiones y por eso, desde el domingo pasado Martín nos impulsó a hacer una serie de lo que él denominó "experimentos sociales" con el fin de percibir cómo nos sentimos cuando hacemos algo diferente por otros. Algunos de las propuestas incluyen (pero no se limitan a) : "regalar algo valioso a la comunidad y observar las sensaciones", "construir puentes con personas poco visibles en tu comunidad", "entender algo que no sabés cómo funciona, hacer un tutorial y regalarlo", entre otros.
Además de reflexionar sobre este curso, quiero extender la invitación a quien desee sumarse a estos dos encuentros que quedan, no hay ningún requisito para hacerlo y es totalmente gratuito. Se pueden inscribir haciendo click acá
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