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  • Foto del escritorFiorella Levin

Cómo recordar los nombres de las personas



El texto decía así:


"Cómo recordar los nombres de las personas

Consejos de los campeones de la memoria: haga asociaciones, haga que sus interacciones sean lo más interesantes posible e incorpore el rostro de la persona en sus imágenes".


Recordé esas situaciones como las fiestas o los eventos empresariales en que después de que conocemos a alguien, en seguida nos olvidamos de su nombre. A veces un compañero acude en nuestra ayuda y nos refresca la memoria pero si no hay nadie que cumpla con esta tarea, terminamos por asumir nuestro cuasi delito y decimos tímidamente "perdoname, me olvidé tu nombre". Me atrevería a decir que todos estuvimos alguna vez en esa incómoda situación, tanto de un lado como de otro, donde estar en cualquiera de ellos es incómodo porque tanto la sensación de no ser registrado como la del olvido es espantosa, incluso cuando sabemos que no es personal.


En mi caso, suele ocurrirme que me olvido o tardo en recordar de dónde conozco una persona cuando me la encuentro fuera del lugar habitual donde la veo. Por ejemplo, un par de veces me crucé en la calle con el mozo de un bar donde iba a estudiar cuando cursaba en la universidad y cuando me saludaba, su cara era totalmente familiar pero no lograba ubicar de dónde lo conocía hasta pasado un buen rato. Lo mismo me sigue pasando con los encargados de los edificios -me conocen muchos gracias a los innumerables paseos con mi perro Simón- si me los cruzo en la cola del banco, tardo en asociar la cara con la persona. No se a que se debe pero me pasa. Hay otra circunstancia que en mi caso es constante, cuando alguien me pregunta "¿te acordás esa película donde actúa tal actor...", mi respuesta siempre es "soy malísima con las películas y con los nombres de los actores".


Debo reconocer que sí, en general recuerdo los nombres de las personas pero no porque sea buena ni porque "haga asociaciones, o que mis interacciones sean lo más interesantes posibles o porque incorpore el rostro de la persona a mis imágenes". Desconozco el funcionamiento profundo de la memoria pero de algo estoy segura y es que donde pongo mi atención y mi foco, va mi energía, es decir, le doy poder a eso. En el ejemplo, significa que en el momento en que conozco a alguien por primera vez, hago el esfuerzo deliberado por estar presente para retener su nombre y usualmente, además, lo repito en voz alta o mentalmente para grabarlo. Así, se los nombres de los mismos encargados de los edificios que me saludan a diario, de los perros del barrio (el de sus humanos nunca lo pregunto) y de los jefes de mis amigas, por poner algunos ejemplos. La razón es que me interesa y por eso elijo poner mi atención cuando pregunto los nombres, porque deseo recordarlos. Saber un nombre no es algo trivial, por el contrario, creo que a todos nos gusta que nos llamen por nuestro nombre, del mismo modo que nos alegramos cuando una persona lo hace de forma inesperada y nos sorprende gratamente y el motivo es que nos sentimos registrados. No existe tal cosa como ser bueno o malo recordando.


Si fuera una cuestión de "mala memoria", ¿cómo se explica, por ejemplo, que todos los padres recuerden la fecha y hasta el horario en que nacieron sus hijos? Posiblemente hacer asociaciones, interacciones interesantes y asociar rostros con la persona sean herramientas que contribuyan al acto de recordar pero, salvo que exista algún impedimento neurológico o un trauma, retener un nombre, una fecha, un lugar, un acontecimiento, etc, tiene más relación con lo que elegimos recordar que con ser malo en eso, con lo cual depende en gran medida de nuestra voluntad y de lo que elegimos recordar.


Muchas veces decir que somos malos en algo es un modo de disfrazar nuestras intenciones (o sea, me escudo diciendo que soy malo en lugar de decir que no me interesa), de evadirnos de la responsabilidad que nos toca. Y aunque nadie vaya a ir preso por eso, me parece importante la distinción ya que no depende de algo tan aleatorio como que nacimos malos o buenos en aquello sino que es una variable que se encuentra a nuestra entera disposición, que podemos modificar, en la medida que decidamos utilizarla en nuestro favor. Y como siempre digo, el lenguaje no es inocente y si aprendemos a escuchar "entre líneas", cuando alguien se auto proclama mala/o recordando, nos está anticipando que aquello no es tan relevante para sí o que su atención en la cuestión es fluctuante.



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