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  • Foto del escritorFiorella Levin

"Cómo la pegó"

Volvía de regreso a Buenos Aires, después de pasar unas hermosas vacaciones sola en el exterior. Ya nos habían servido la cena del vuelo y en seguida apagaron las luces, aquella fue la invitación a dormir las ocho horas que faltaban para llegar, o al menos buena parte de ellas. Tenía ganas de ver una película, alguno de esos estrenos que suelen ofrecer a bordo pero, sin dudarlo, apenas lo vi me detuve en un documental de National Geographic sobre la vida de Jane Goodall, quien se dedicó durante años al estudio de los chimpancés.


De primera mano, lo que más me llamó la atención fue la determinación de esta joven mujer que se adentró en medio de la selva, precisamente en el Parque Nacional Gombe Stream de Tanzania, Africa, cerca de sus veinticinco años, para estudiar la conducta de los primates. Y no era el año 2020 sino 1960, hablame de coraje y sentido de propósito. Goodall aportó valioso conocimiento al mundo científico en este sentido, y al día de hoy, con sus casi 86 años, es referente indiscutida en el tema. Fundó un instituto que lleva su nombre, el cual apoya la investigación en la temática entre otras causas, y sólo para dimensionar, aca se puede ver la cantidad de premios que le fueron otorgados por todo su trabajo, que realizó en la modesta suma de cincuenta y cinco años (55, es correcto), es decir, la vida misma.


Otra. Paula "la Peque" Pareto, empezó a practicar judo a los nueve años. Logró el título de Campeona del mundo en dicho deporte en el año 2015. En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, con treinta, logró la medalla de oro. De acuerdo a Wikipedia, "Se convirtió en la primera mujer argentina en ser campeona olímpica y la primera deportista argentina que ganó dos medallas olímpicas en disciplinas individuales". Y por si fuera poco, en 2014 se recibió de médica.

Luego, el rubro más visible del supuesto "éxito" (dije supuesto): los emprendedores o empresarios que también "la pegaron" como Marcos Galperín, Andy Clar, Santiago Bilinkis, Tomás Pierucci, María Cher, Cecilia Retegui, la lista es larguísima. Le doy cuerda a mi mente que divaga sola y me sobran ejemplos de otras áreas: Martín Bossi, actor, humorista e imitador. Jimena Barón, actriz devenida en cantante, Milo Lockett, empresario devenido en artista. Ni hablar de los mundialmente conocidos en sus áreas: los Maradona, Messi, las Lucha Aymar, Manu Ginóbili, Ricardo Darín, Cecilia Roth y tantos etcéteras más.


Pero no quiero aburrir, así que voy a ir al punto. Tantas veces se escucha esa frase de que fulano la requeterecontra pegó con lo que hizo y automáticamente pensamos en el renombrado overnight success, esa lluvia mágica de éxito que ocurre de la noche a la mañana y que escoge a unos pocos afortunados para darles una vida colmada de bendiciones. Este es también uno de los peligros tan comentados que traen las redes sociales; vemos una imagen y creamos la película entera. Y digo peligro porque por un lado atenta contra la propia autoestima ("si él lo hizo tan rápido, entonces yo soy un goma que no avanzó un paso a pesar que intento hace años") y también fomenta la creencia de que los objetivos se logran rápido, sin esfuerzo.


Desconozco el trasfondo personal de cada deportista, artista, investigador, empresario o emprendedor, pero lo que sí se, es que lo que sea que hayan logrado en términos de objetivos (para no hablar de éxito), no lo construyeron de la noche a la mañana. Parece una obviedad, pero entonces si es así, ¿por qué seguimos hablando de "pegarla"? y no es simplemente una cuestión semántica, una frase hecha que escupimos al aire de forma inocente, pienso que es una creencia que está instalada, al menos para varios.

Hace un tiempo aprendí a elegir cuidadosamente las palabras que uso, no siempre lo consigo pero creo que expresan mucho sobre la manera en que cada uno de nosotros ve el mundo, y por eso pueden ser útiles o benéficas, o jugar en contra, como ésta.


Leí también en algún libro algo así como una teoría que tomé para recordarme a mí misma y es que los grandes logros tardan aproximadamente diez años en materializarse. No significa que durante ese lapso haya que especializarse en algo de manera obsesiva, sino que el proceso en sí es lo que lleva ese tiempo. Al margen de la práctica que requiere cualquier talento que anhelemos llevar a cabo con destreza o excelencia, también está el insertarnos en un rubro y todo lo que eso conlleva, es decir, conocer gente, saber acerca del manejo del sector, probarnos, mostrarnos, errar, ajustar, y así sucesivamente.


Por supuesto que todos podemos tener un golpe de suerte, como le pasó hace pocos días a Charlotte Awbery en el subte de Inglaterra, una cantante profesional que fue interceptada por un influencer quien, al exponerla en las redes sociales, consiguió que Charlotte aumentara sustancialmente su cantidad de seguidores y que luego fuera entrevistada en el reconocido talk show norteamericano The Ellen Show, con Ellen DeGeneres. Pero si miramos la letra chica, incluso ella tiene años de preparación. Me recuerda a Zig Ziglar, reconocido orador motivacional, quien dijo que el éxito ocurre cuando la preparación y la oportunidad se encuentran.


Pegarla, a mi entender, ocurre en aquellos casos que en seguida saltan a la vista, y es cuando el talento no se sostiene en el tiempo porque se trata de algo efímero, pasajero, es decir, alguien que hace ruido por un brevísimo lapso de tiempo pero luego pierde momentum porque no tiene sustento, y ahí el circo sigue en otro lado.


No propongo que cambiemos la forma de hablar -aunque sí creo que es una excelente reflexión tanto para conocernos como para estar atentos, para observar al otro- ni que nos dediquemos a averiguar qué hizo una persona antes de saltar a la fama porque tuvo éxito (tiré tres mandatos en una sola oración, todo un logro), sencillamente creo que se trata de pensar un segundo antes de lanzarnos a sacar una conclusión, porque no es menos importante y válido que el trabajo del otro, que nosotros tiramos abajo en una frase, quizás llevó mucho tiempo de preparación y dedicación tras bambalinas, que por supuesto, nosotros nunca vimos.


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