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  • Foto del escritorFiorella Levin

Ahora vuelvo

Lo tengo claro y aun así me sigue impactando cómo cambia la perspectiva de los acontecimientos cuando ya pasaron. "Este es mi año" dije envalentonada a principios de 2020 y ahora miro a esa Fiorella que tiene seis meses menos que la de ahora y me dan ganas de abrazarla y decirle con tono irónico"paaaabre".


Un día arriba, otro abajo y últimamente todo eso en una misma jornada. Y me derrumbo, porque esa es la palabra. "No te derrumbes", me dijo alguien estos días y yo le contesté "sí, dejame derrumbarme y después me levanto" porque sé que eso a mí me funciona, si no lo hago, la presión por mantenerme arriba me termina aniquilando (léase, caer en cama, lo cual no sería muy buena idea en este momento).


Y en medio del derrumbe, escribo, en un intento por rescatar las cosas buenas de estos seis meses tan difíciles por momentos. Y acá, en medio de mi derrumbe, me voy a permitir este recreo emocional antes de volver a ponerme de pie, sin pensar en catástrofes o que el mundo es un lugar hostil sino simplemente aceptando que ahora estoy sintiendo esto y dejar que fluya solito, sin resistirlo ni intentar cambiarlo, porque hoy no tengo energía ni quiero ser la que va para adelante la mayor parte del tiempo.


Hoy aplico lo que dijo Mark Manson en su libro "El sutil arte de que (casi todo) te importe una mi*rda":

Hoy me rehúso a la experiencia negativa de obligarme a sentirme bien. Hoy no hago olas.


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