En algún momento de mi veintena, mamá me regaló un sellito con la letra "F". A diferencia de lo que hice con mi colección de estampillas, lo guardé. Lo tenía en una caja donde conservaba un pequeño kit de elementos de librería, hoy convertido en cajón gigante de herramientas para hacer manualidades. Estos días que estuve probando hacer collages con estampillas, pensé en incorporar sellos. Así que tras investigar un poco, encontré un hermoso lugar donde los venden y compré algunos. El nivel de detalle que tienen es indescriptible.
Acá van mis primeras pruebas de collages con sellos, en el orden que los fui incorporando:
En el último collage sumé algunos trazos con marcador indeleble negro -flechas, los bordes, garabatos- supongo que mi exploración seguirá por ahí. No se bien qué ocurre mientras estoy creando, lo que se es que hay un momento determinado en que siento la necesidad de sumar y mezclar cosas nuevas. Cuando miro los primeros collages que hice y los comparo con los últimos, la diferencia de estilo es notable. Lo más llamativo del inicio es que utilizaba mucho las palabras, al punto que en algunos primaba aquello y no las imágenes. Después reduje la cantidad de palabras y continué sin lenguaje o utilizando breves frases.
No estoy segura que se pueda concluir algo al respecto, solo creo que como ocurre con tantos otros hobbies y técnicas, esta también es un buen recurso para hacer analogías y utilizar simbolismos con la vida real, con lo que nos está sucediendo en un momento particular y cualquiera sea el caso, la posibilidad de exteriorizarlo es para mí lo más lindo de esta actividad.
Algunos de mis primeros collages:
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