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Por contraste
Esta era la noche que vendría mi sobrino a dormir a casa por primera vez. ¿cuándo hacemos pijamada, tía?, me había preguntado el mocoso y yo feliz de semejante plan con el bajito. Pero no pudo ser y al menos por los siguientes diez días, tampoco será. Todavía escucho el megáfono del colegio de al lado de mi casa llamando a los chicos por su apellido mientras sus padres los buscan. Hoy las bocinas de los autos no pararon de sonar en todo el día. Los nervios de la gente se sien